PROGRAMAS
DE FORMACIÓN CONTINUA 2012-2013
TRAYECTO:
LA
PLANIFICACIÓN EN EL CAMPO DE FORMACIÓN: EXPLORACIÓN Y COMPRENSIÓN DEL MUNDO
NATURAL Y SOCIAL
EL
PENSAMIENTO COMPLEJO
PARTICIPANTE:
GABRIELA SOTO GONZÁLEZ
ASESOR:
EDMUNDO HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ
GUANAJUATO,
GTO. 20 DE ABRIL DE 2013.
EL PENSAMIENTO
COMPLEJO
La
noción de pensamiento complejo
fue acuñada por el filósofo francés Edgar Morin y refiere a la capacidad de interconectar distintas dimensiones de lo real.
Ante la emergencia de hechos u objetos multidimensionales, interactivos y con
componentes aleatorios o azarosos, el sujeto se ve obligado a desarrollar una estrategia de pensamiento que no sea
reductiva ni totalizante, sino reflexiva. Morin denominó a dicha capacidad como pensamiento complejo.
Este concepto se opone a la división
disciplinaria y promueve un enfoque transdisciplinario y holístico, aunque sin
abandonar la noción de las partes constituyentes del todo. La sistémica, la cibernética y las teorías
de la información aportan sustento al pensamiento complejo.
Puede decirse que el pensamiento
complejo se basa en tres principios fundamentales: la dialogía (la coherencia del sistema aparece con la paradoja), la recursividad (la capacidad de la
retroacción de modificar el sistema) y la hologramía (la parte en el todo y el todo en la parte).
El pensamiento complejo, por lo tanto,
es una estrategia o forma del pensamiento que tiene una intención globalizadora
o abarcativa de los fenómenos pero que, a la vez, reconoce la especificidad de
las partes. La clave pasa por la rearticulación de los conocimientos a través
de la aplicación de los principios mencionados.
Todo lo relacionado con el pensamiento
complejo está vinculado a la epistemología (la doctrina de los métodos
del conocimiento científico). El objeto de estudio de la epistemología o
gnoseología es la producción y validación del conocimiento científico a través
del análisis de distintos criterios.
Una rápida mirada por sobre la
información cotidiana que los periódicos muestran, permite observar que la
mayoría de los problemas globales y a la vez vitales y cotidianos, no solo se
caracterizan por ser "enormes" sino también, por sus escalas
irreductibles a sus partes constitutivas. Pero la característica más importante
de estos problemas es que revelan la interconexión de distintas dimensiones de
lo real y que a su vez, se revelan en toda su complejidad. Complejidad
significa aquí, la emergencia de procesos, hechos u objetos multidimensionales,
multirreferenciales, interactivos (retroactivos y recursivos) y con componentes
de aleatoriedad, azar e indeterminación, que conforman en su aprehensión grados
irreductibles de incertidumbre. Por lo tanto un fenómeno complejo exige de parte
del sujeto una estrategia de pensamiento, a la vez reflexiva, no reductiva,
polifónica y no totalitaria/totalizante
El pensamiento complejo es un
pensamiento que relaciona, un artepensar y una estrategia del espíritu frente a
la paradoja que anima el actual contexto que globaliza y al mismo tiempo
fragmenta. El Pensamiento Complejo realiza la rearticulación de los
conocimientos mediante la aplicación de sus criterios o principios generativos
y estratégicos de su método.
No se trata en modo alguno de asumir la modernidad desde
posiciones nihilistas y hacer de ella y sus conquistas una tábula rasa. Ella
misma con todos sus paradigmas y utopías , históricamente fue conciencia crítica que dio respuestas a su
tiempo histórico, en
correspondencia con el estado de las ciencias y la práctica social.
Pero históricamente las nuevas realidades exigen rupturas, cambios y
transformaciones como expresión de la quiebra de principios que se consideraban
invariables. El modelo paradigmático de la
modernidad, caracterizado por la simplificación y concretado en los principios
de disyunción, reducción, abstracción y el determinismo mecánico tiene que
ceder paso a nuevas perspectivas epistemológicas para aprehender la complejidad
de lo real. La teoría de la complejidad y el
pensamiento complejo asume "(…) la heterogeneidad, la interacción y el azar"…
como totalidad sistémica, fundada en tres principios: "el dialógico, la
recursividad y el principio hologramático:
1. El dialógico: No asume la superación de los contrarios, sino que los dos
términos coexisten sin dejar de ser antagónicos. Valora en grado máximo la conexión
como condición del sistema.
2. Recursividad. El efecto se vuelve causa, la causa se vuelve efecto; los productos son productores, el individuo hace cultura y la
cultura hace a los individuos.
3. El principio hologramático. Este principio busca superar el principio de
holismo y del reduccionismo. El holismo no ve más que el todo; el reduccionismo
no ve más que las partes. El principio hologramático ve las partes en el todo y
el todo en las partes."
Al mismo tiempo, en Edgard
Morin, estos principios están mediados por dos conceptos: el de paradigma y el de sujeto. El
primero lo define como la estructura mental y cultural bajo
la cual se mira la realidad y el segundo ( el sujeto) , lo conceptúa como toda
realidad viviente, caracterizada por la autonomía, la individualidad y por su
capacidad de procesar información. Para él, el
sujeto es el de mayor complejidad. "Sostiene que no se puede asumir esta
noción de sujeto desde un paradigma simplista. Es necesario el pensamiento
complejo; aquel "pensamiento capaz de unir conceptos que se rechazan entre
sí y que son desglosados y catalogados en compartimentos cerrados" por el
pensamiento no complejo. No se trata de rechazar lo simple, se trata de verlo articulado
con otros elementos; es cuestión de separar y enlazar al mismo tiempo. Se trata
pues, "de comprender un pensamiento que separa y que reduce junto con un
pensamiento que distingue y que enlaza".
La
teoría de la complejidad no es excluyente.
Sencillamente, escribe Edgar Morin: "Lo que actualmente me importa es lo que llamo la reforma de los
pensamientos; es decir, pienso cada vez más que ejercemos pensamientos que
mutilan la realidad, pensamientos que separan las cosas en lugar de conectarlas
entre sí. Creo también que este tipo de pensamiento nos lleva hacia
una inteligencia ciega, es decir,
que cada vez tenemos más necesidad de conocer el conjunto de los procesos del mundo. Creo que el objetivo de mi trabajo y del método corresponde a un
pensamiento que sea capaz de conectar la comprensión y que, por lo mismo, nos
prepare para hacer frente a los problemas del futuro. Se trata
entonces de un problema de conocimiento y también de un
problema humano, pues esa necesidad, el conocimiento del ser humano, tiene un
aspecto antropológico y, si se quiere, lo que hago es algo esto que yo llamo el
desarrollo del pensamiento
complejo, con todas las implicaciones que ello comporta"
La teoría de la complejidad
y el pensamiento complejo no intenta en modo alguno constituirse en método
único, sino captar la realidad como sistema complejo, en sus
diversas conexiones, mediaciones y condicionamientos. Por eso no establece
relaciones antitéticas entre orden y caos, incertidumbre y certidumbre, entre
las partes y el todo, etc. Admite la racionalidad, pero se opone a la
racionalización que simplifica, reduce y no aprehende la realidad en su
contexto y complejidad. La educación como formación humana,
en los momentos actuales, está urgida de cambios. Hay que reformar el
pensamiento en general y sus paradigmas si se quiere revertir
el pensar educativo y sus estrategias. Hay que cambiar
las estructuras existentes no
sólo de pensamiento, sino en plena conjunción con la práctica social y sin
perder el sentido cultural en que toma cuerpo y se despliega como sistema
complejo.
En los marcos de la formación
humana y su desarrollo cultural, la educación resulta
imprescindible. Ella constituye el medio por excelencia a través del cual se
cultiva el hombre y se prepara para la
vida y la sociedad. Sin embargo, en las
condiciones actuales la educación no prepara para la vida. No está en
condiciones de desarrollar una cultura de la razón y los
sentimientos: una cultura del ser. Es incapaz de vincular estrechamente el
mundo de la vida, el mundo de la escuela y el mundo del trabajo.
Los paradigmas de corte
positivista, gnoseologistas, reduccionistas, objetivistas, intolerantes y
autoritaristas, convierten a los educandos en objetos pasivos. No importa que
en la teoría se hable de métodosactivos, cuando los docentes presentamos nuestra
verdad como la verdad absoluta. No se crean espacios comunicativos para
construir conocimientos y revelar valores. El trasmisionismo y el
inculquismo siguen imperando con fuerza indetenible.
El sentido cultural y cósmico, propio del pensar complejo brilla por su
ausencia. El carácter disciplinar de la enseñanza convierte la educación
en una ciencia que divide y desune con
vacías abstracciones. La naturaleza, la sociedad y la
cultura no llega al estudiante como una totalidad sistémica, en cuya relación
la naturaleza y la sociedad se humanizan y el hombre y la sociedad se
naturalizan. La enajenación progresiva lo
invade todo. La conciencia ecológica y bioética no se integra al corpus
de la cultura.
Por supuesto que se requiere
de cambios estructurales profundos, pero mientras no tengan lugar, no podemos cruzarnos
de brazos. Edgar Morin, presenta un proyecto interesante en su obra
"Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, a partir de
los vacíos que descubre en la educación, los cuales se concretan en:
·
La ceguera del
conocimiento: el error y la ilusión. No se enseña el riesgo del error y la ilusión.
·
Los principios del conocimiento
pertinente: separación de las disciplinas, del objeto y el sujeto, lo natural y
social, separación del contexto, etc.
·
Enseñar la condición
humana. El significado de ser humano. No todas las ciencias enseñan la condición
humana. Enseñar la calidad poética de la vida,
desarrollar la sensibilidad. Necesidad de una convergencia de la condición
humana.
·
Enseñar la identidad terrenal. Conciencia de
que se es ciudadano de la Tierra. Se comparte un destino
común y se confrontan problemas vitales. Identidad terrenal, paz, globalización…
·
Enseñar a afrontar las
incertidumbres. Las ciencias enseñan muchas certezas, pero no los innumerables
campos de incertidumbres.
·
Enseñar la comprensión.
Enseñar a establecer un diálogo entre las culturas.
Enseñar y explicar cómo integrarnos al otro. Tolerancia. Empatía hacia el otro.
·
Enseñar la ética del género humano. Una ética
basada en valores universales. La humanidad debe convertirse en verdadera
humanidad y encontrar su realización en ella.
La educación, pensada desde la complejidad, es imposible sin una reforma
del pensamiento, que haga de ella un verdadero proceso de aprehensión del
hombre como sujeto complejo que piensa, siente, conoce, valora, actúa y se
comunica. Y para revelar la complejidad del hombre hay que asumirlo con sentido
cultural, es decir, en su actividad real y en la praxis que lo integra a la
cultura. La cultura como ser esencial del hombre y medida de ascensión humana
no sólo concreta la actividad del hombre en sus momentos cualificadores (conocimiento,
praxis, valores, comunicación), sino que da
cuenta del proceso mismo en que tiene lugar el devenir del hombre como sistema
complejo: la necesidad, los intereses, los objetivos y fines, los medios y condiciones, en tanto
mediaciones del proceso y el resultado mismo. He ahí el por qué de la necesidad
de pensar al hombre y a la subjetividad humana con sentido cultural, que es al
mismo tiempo, pensarlo desde una
perspectiva de complejidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
ESPEREMOS SEAN PROPOSITIVOS